
Dos mujeres, que pidieron no ser identificadas, atienden a un gatito abandonado en su tienda de campaña en un paso subterráneo de ferrocarril en el bloque 3000 de West Chicago Avenue el 25 de junio de 2024, en Chicago. (John J. Kim/Chicago Tribune)
Robert Bulanon miró al cielo y frunció el ceño al ver llover. Se apresuró a entrar en su casa y salió, con un paraguas sobre la cabeza, abriéndose paso entre un poste de barbería, un par de asientos de autobús, una carretilla, una parrilla donde otro hombre cocinaba estofado de ternera y otros objetos esparcidos por el terraplén del canal.
Bulanon, de 52 años, es una de las 20 personas que viven en un conjunto de refugios improvisados a lo largo del canal North Shore, entre las avenidas Foster y Bryn Mawr, en el lado noroeste de Chicago. Una escalera se apoyaba en la valla metálica que separa el terraplén del río de los campos de atletismo de Northside College Prep, un instituto de matrícula selectiva.
El 30 de julio, los residentes ya no podrán llamar hogar a este antiguo campamento. Al día siguiente, los servicios municipales empezarán a retirar las tiendas y los enseres, según las autoridades, y ofrecerán al grupo un alojamiento no colectivo en un hotel del centro de la ciudad. Los avisos comenzarán la primera semana de julio. Hace años que se habla de la idea de realojarlos.
"Me dijeron: 'Estamos aquí para ayudar; podríamos enviarte a algún sitio, un refugio o algo así'", recuerda Bulanon de su primera interacción con la ciudad.
Meses después de que los votantes rechazaran el referéndum Bring Chicago Home, que pretendía recaudar millones para los servicios destinados a los sin techo mediante el aumento del impuesto de transmisiones patrimoniales de la ciudad para las ventas de propiedades superiores a un millón de dólares, Chicago se encuentra en una encrucijada crítica sobre cómo abordar el rápido crecimiento de su población de sin techo.
Históricamente, la ciudad ha dado prioridad a la búsqueda de vivienda para los sin techo, muchos de los cuales viven en tiendas de campaña en sus parques y bajo los puentes. Sin embargo, la escasez de viviendas asequibles, el agotamiento de los fondos federales y estatales y otros problemas hacen que el número de personas sin hogar supere las posibilidades de la ciudad.



