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Por Amber Drea

Guardias de seguridad de la CTA desarmados en el andén de la línea azul de Jackson. Foto: John Greenfield El miércoles pasado, la alcaldesa Lori Lightfoot, junto con los jefes del Departamento de Policía de Chicago y de la CTA, anunciaron en rueda de prensa que se trasladarían recursos policiales de la Oficina de Lucha Antiterrorista al sistema "L" para hacer frente al repunte de los delitos violentos en el tránsito durante la pandemia del COVID-19, un momento en que muchos habitantes de Chicago atraviesan crisis económicas y de salud mental. Los agentes desplegados (a la pregunta de cuántos, el jefe de policía David Brown se limitó a responder: "Tantos como necesitemos enviar a la CTA para hacerla segura") se centrarán en las líneas Roja y Azul, que funcionan las 24 horas del día, y utilizarán los datos para centrarse en las paradas de alta criminalidad, haciendo hincapié en la prevención de la violencia relacionada con las bandas y las drogas.