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El gobierno cambia su política hacia los sin techo de soluciones efectivas a una limpieza más basada en el miedo.
Tiendas de campaña ocupadas por personas sin vivienda permanente, bajo el Kennedy en North Kedzie en 2022. Nuevas órdenes ejecutivas facilitarán que las comunidades detengan a sus ocupantes y los encarcelen o internen involuntariamente en instituciones mentales. | Neil Steinberg/Sun-Times

Un vagabundo ha estado durmiendo en un muro bajo de losas en la esquina de Shermer y Walters en Northbrook durante las últimas noches. A una manzana de mi casa.

La primera vez que lo vi, mientras paseaba al perro con mi mujer hacia las nueve de la noche, me desvié en otra dirección, preocupado por si, no sé, saltaba y nos apuñalaba. Suele ocurrir.

La segunda vez que lo vi, tuve un pensamiento muy diferente: "Sabes, tenemos esas habitaciones extra. Quizá deberíamos alojarle unas noches..."

Dos reacciones muy diferentes -miedo y bondad- que resumen perfectamente la reacción general ante la omnipresencia de los sin techo en la sociedad estadounidense.

Extractos del artículo:
"Estos planteamientos no sólo son inhumanos", afirma la Coalición de Chicago para Acabar con la Falta de Vivienda, "también son ineficaces y contraproducentes".
"También está empeorando en los suburbios", afirma Doug Schenkelberg, director ejecutivo de la Coalición de Chicago para Acabar con la Falta de Vivienda. "No creo que ningún lugar sea inmune a ello. Algunos ayuntamientos han decidido abordarlo creando estas ordenanzas criminalizadoras para expulsar a la gente sin tener en cuenta lo que realmente les ocurre. Otros lugares intentan hacer lo que pueden con los recursos de que disponen".