
Un funcionario municipal habla el lunes con un sin techo que vive en The Triangle sobre los servicios que tiene a su disposición mientras la ciudad empieza a trasladar lentamente el campamento de Lower Wacker Drive. | Tyler LaRiviere/Sun-Times
Por Mark Brown, columnista
El lunes por la mañana, los trabajadores municipales empezaron a retirar un campamento de indigentes de una zona de Lower Wacker Drive conocida como El Triángulo.
A diferencia del despliegue de fuerza policial que caracterizó el desalojo el verano pasado de las tiendas de campaña situadas bajo dos viaductos de Lake Shore Drive en Uptown, la administración del alcalde Rahm Emanuel adoptó un enfoque discreto para expulsar al grupo de sin techo que ocupa un lugar al oeste de Michigan Avenue.
El plazo de las 8 de la mañana para que los sin techo trasladaran sus pertenencias se cumplió sin que se hiciera ningún esfuerzo por trasladarlos físicamente.
Eran casi las 10 de la mañana cuando llegaron los trabajadores sociales municipales para empezar a ofrecer a la última docena de rezagados otra oportunidad de aceptar una cama en un centro de acogida o en una unidad de desintoxicación. Encontraron a una mujer que aceptó la oportunidad de ir a desintoxicarse.
Sólo había dos agentes de policía en el lugar, y permanecían principalmente en la periferia. Un camión del Ejército de Salvación servía chili mac y Kool-Aid.
Sin embargo, a última hora de la mañana, un contratista municipal empezó a taladrar agujeros en el pavimento para colocar postes de valla, la señal más clara de las intenciones municipales de prohibir el acceso a la zona a los sin techo.
A pesar del estruendo, muchos indigentes yacían dormidos en el suelo.
Muchos empaquetaron sus pertenencias y se trasladaron calle abajo, a otra zona de Lower Wacker. Otros llegaron y ocuparon su lugar.
Un contingente de la Coalición de Chicago para los Sin Techo llegó temprano para vigilar que no se violaran los derechos de nadie, pero no tenían mucho que hacer.
La ciudad ha declarado que cierra el campamento por motivos de seguridad pública, tanto para proteger a los sin techo como a quienes viven y trabajan en la zona.
Los defensores de los sin techo afirman que la ciudad sólo intenta trasladarlos a un lugar menos visible, lejos de la concurrida calzada.



