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Chicago Coalition to End Homelessness (CCH) condena una orden ejecutiva firmada hoy por el presidente Trump, que alienta a los gobiernos estatales y locales a robar a los ciudadanos estadounidenses sus derechos y dignidad humana básica en lugar de tomar medidas significativas para resolver la falta de vivienda.

La orden da prioridad a la financiación federal de las jurisdicciones que adoptan medidas punitivas y poco éticas, como castigar a la gente por dormir en la calle y obligar a las personas con problemas de salud mental o de consumo de sustancias a ingresar en centros de tratamiento contra su voluntad. Estas medidas no sólo son inhumanas, sino también ineficaces y contraproducentes.

Los líderes de nuestra nación tienen el poder de abordar de manera significativa el problema de las personas sin hogar, pero en repetidas ocasiones han optado por políticas que agravan la crisis. Esta orden ejecutiva sigue una pauta de decisiones perjudiciales que afectan de manera desproporcionada a los estadounidenses negros y morenos y a los que ya viven al borde del abismo, incluidos recortes temerarios en la atención sanitaria, la asistencia alimentaria y la educación. Esta disparidad es especialmente marcada en Chicago, donde el 70% de las personas que viven en la calle son negras, a pesar de que los residentes negros representan sólo el 29% de la población total de la ciudad, según datos puntuales publicados este mes.

"Las acciones equivocadas de Trump están perjudicando a personas reales y empeorando una situación ya imposible", dijo el director ejecutivo de CCH, Doug Schenkelberg. "Esta administración está difundiendo falsedades sobre las causas fundamentales de la falta de vivienda, cuando los verdaderos impulsores son claros: alquileres inasequibles, salarios estancados y el aumento del costo de las necesidades básicas."

Esta orden ejecutiva llega justo un año después de la decisión del Tribunal Supremo de EE.UU. en el caso Johnson contra Grants Passque permite a las ciudades sancionar a las personas que duermen al raso si sólo tienen una manta para calentarse, aunque no tengan otro sitio adonde ir. Desde entonces, ciudades de todo el país se han apresurado a tipificar como delito el hecho de no tener hogar. De hecho, Illinois ocupa el segundo lugar, después de California, en el número de municipios que han adoptado estas ordenanzas.

Sabemos lo que funciona: viviendas al alcance de todos y servicios vitales para ayudar a las personas sin hogar a recuperarse. Mantener la financiación como rehén y obligar a las personas a someterse a tratamiento no resolverá las desigualdades sistémicas que empujan a las personas a quedarse sin hogar.

Instamos a nuestros dirigentes, a nivel municipal, estatal y federal, a que rechacen las políticas perjudiciales que llaman la atención e inviertan en soluciones de eficacia probada que ayuden a las personas a escapar definitivamente del sinhogarismo.